Tras intensas negociaciones impulsadas por Estados Unidos, Israel y Hamas acordaron un cese al fuego de 72 horas en la Franja de Gaza, que permitió la liberación de los 20 rehenes israelíes que permanecían vivos y dio inicio a la excarcelación de casi 2.000 prisioneros palestinos.
El acuerdo, que siguió un plan de 20 pasos presentado por la administración de Donald Trump, marca un hito en el conflicto que dejó a Gaza devastada. Según informes de organismos humanitarios, el saldo del enfrentamiento superaba las 67.000 personas fallecidas, con más de 150.000 heridos y un número similar de desaparecidos.
La liberación de los rehenes se realizó de manera escalonada y bajo estrictos controles de seguridad. Por su parte, Israel comenzó a excarcelar a presos palestinos que llevaban años detenidos, cumpliendo con una de las condiciones pactadas en la tregua.
Si bien la medida genera alivio inmediato, el cese al fuego plantea desafíos complejos: garantizar que la violencia no se reanude, coordinar la asistencia humanitaria para los desplazados y reconstruir la infraestructura destruida en Gaza.
El mundo observa ahora con cautela si este alto al fuego podrá sostenerse y abrir una vía hacia negociaciones más amplias que permitan una paz duradera en la región.
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