Este viernes, representantes de Rusia y Ucrania se vuelven a encontrar en Estambul con el objetivo de retomar las conversaciones de paz, tras más de tres años sin contacto directo. La reunión tiene lugar en un contexto de tensión persistente y con la esperanza de lograr avances hacia un cese de hostilidades.
La comitiva ucraniana está encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, quien llegó a Turquía desde Ankara. Por parte de Rusia, lidera el equipo negociador el asesor presidencial Vladimir Medinski, acompañado por funcionarios de los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores, así como por un alto mando militar.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, expresó su descontento por la ausencia del presidente ruso, Vladímir Putin, al considerar que la presencia de una delegación de bajo nivel demuestra la falta de compromiso del Kremlin con el proceso. Desde la OTAN, el secretario general Mark Rutte también criticó la decisión de Putin, calificándola de equivocada.
Turquía actúa como anfitrión y mediador en este encuentro, con la participación del ministro de Asuntos Exteriores Hakan Fidan, quien reiteró el compromiso de su país con una solución pacífica. También están presentes representantes de Estados Unidos, incluyendo al secretario de Estado Marco Rubio y al enviado especial Steve Witkoff. Desde Washington señalaron que un avance real podría requerir una reunión cara a cara entre los presidentes Donald Trump y Putin.
Entre las propuestas sobre la mesa, Ucrania plantea un alto el fuego temporal de 30 días, mientras que Rusia insiste en que se reconozca la anexión de territorios ocupados —como Crimea— y se garantice la neutralidad de Ucrania.
La comunidad internacional observa con atención este nuevo intento de diálogo, aunque los resultados dependerán de la voluntad política de ambas partes y del respaldo de actores clave como Estados Unidos y la Unión Europea.