Rusia completó con éxito el regreso del satélite Bion-M No. 2, conocido como el “Arca de Noé”, que permaneció 30 días en órbita para estudiar los efectos del espacio en organismos vivos. La cápsula descendió el 19 de septiembre en la región de Oremburgo, tras una misión conjunta de Roscosmos y el Instituto de Problemas Biomédicos de la Academia de Ciencias de Rusia.
El satélite transportaba 75 ratones, 1.500 moscas de la fruta, semillas, plantas, hongos, líquenes y microorganismos, con el objetivo de analizar cómo influyen la radiación cósmica y la microgravedad en su desarrollo. Los primeros reportes indican que no todos los especímenes sobrevivieron, aunque la mayoría de la carga biológica pudo ser recuperada para estudios posteriores.
Los investigadores destacaron que los resultados permitirán avanzar en el conocimiento sobre la resistencia de la vida en condiciones extremas y aportar información clave para futuras misiones espaciales tripuladas de larga duración. Además, uno de los experimentos incluyó microorganismos insertos en rocas para evaluar la hipótesis de la panspermia, es decir, la posibilidad de que la vida pueda sobrevivir a viajes espaciales y traslados planetarios.
Con esta misión, Rusia retoma el programa Bion, dedicado a la investigación biomédica en el espacio, y se posiciona en el estudio de cómo los organismos vivos pueden adaptarse a entornos extraterrestres.