La reforma laboral impulsada por el presidente Javier Milei vuelve a encender el debate público en la Argentina. Presentada como una transformación necesaria del sistema vigente, el proyecto busca una flexibilización del mercado de trabajo que, según el Gobierno, ayudará a reducir la informalidad, facilitar la contratación y promover el crecimiento económico. Sin embargo, encuentra una fuerte resistencia en sindicatos y sectores sociales que advierten sobre una posible precarización de los derechos laborales.
Entre los principales puntos de la reforma se encuentra la posibilidad de que los acuerdos laborales por empresa tengan prioridad sobre los convenios colectivos sectoriales. Además, introduce figuras como el “banco de horas”, que permitiría compensar las horas extra con francos, y propone ampliar la jornada laboral hasta 12 horas diarias bajo esquemas alternativos. También contempla cambiar el sistema de indemnizaciones, reemplazándolas por mecanismos de cobertura alternativos más previsibles para las empresas.
El Gobierno argumenta que estas medidas buscan “liberar el potencial productivo del país”, reducir los costos laborales y atraer inversiones. La lógica oficial sostiene que, frente a un mercado con más del 40 % de informalidad, la rigidez de las normas actuales actúa como un obstáculo para que las empresas formalicen empleos.
En paralelo, Milei impulsa incentivos fiscales para pymes que aumenten su dotación de personal y propone que los salarios tengan una mayor vinculación con la productividad. También se incluyen cláusulas para limitar la permanencia de los dirigentes sindicales en los cargos, con el objetivo declarado de fomentar una representación “más dinámica y competitiva”.
Sin embargo, la reforma enfrenta desafíos políticos y judiciales. El sindicalismo la rechaza categóricamente, por considerar que debilita la negociación colectiva, erosiona derechos históricos y abre la puerta a un modelo de trabajo más precario. Sectores opositores también cuestionan el carácter unilateral de algunas medidas implementadas por decreto, como las incluidas en la derogada parte laboral del DNU 70/2023, que fueron frenadas por la Justicia.
En un contexto de incertidumbre económica y con una sociedad atravesada por tensiones, la reforma laboral de Milei se convierte en uno de los ejes más disputados del actual debate político. Queda por verse cuál será su destino legislativo y, sobre todo, cómo impactará en la vida diaria de millones de trabajadores argentinos.