El viernes 3 de noviembre a las 21:30 hs., la Orquesta Sinfónica de Salta se presentará nuevamente en concierto. El mismo tendrá lugar en el Teatro Provincial “Juan Carlos Saravia” (Zuviría 70).

En la ocasión, y bajo la dirección de la maestra Elizabeth Vergara, se interpretará Danza de las Horas de Amilcare Ponchielli; y Obertura Leonora y Sinfonía Nro. 5 de Ludwig van Beethoven.

Las entradas generales de $1000 ya están a la venta en www.saltaticket.gob.ar. Estudiantes y jubilados acceden de manera gratuita presentando tarjeta SAETA o certificación correspondiente.

Obras de Beethoven y Ponchielli en el próximo concierto de la Orquesta Sinfónica

Sobre los compositores y las obras

Amilcare Ponchielli (1834-1886) Compositor italiano. Comenzó a estudiar con su padre, que era organista. A los nueve años ingresó en el conservatorio de Milán. Fue organista en la iglesia de San Hilario en Cremona, donde también fue profesor de música. Fue maestro, director de las bandas municipales de Piacenza y Cremona, para las que compuso algunas obras. En 1881 fue nombrado maestro de  capilla de Santa María, la Mayor en Bérgamo. En 1883 ingresó como profesor del Conservatorio de Milán. Entre sus alumnos figuran Giacomo Puccini y Pietro Mascagni. Sus óperas tienen cierta influencia de la gran ópera francesa: gran número de personajes, ballet y participación del coro, fueron representadas con mucho éxito. Influyó en los compositores posteriores del verismo. Su obra más conocida en la actualidad es La Gioconda. Danza de las Horas se origina como una secuencia de ballet dentro de La Gioconda, el gran éxito operístico de Ponchielli.  Popular en su época, es la única gran ópera italiana, aparte de Aida de Verdi, que ha permanecido en el repertorio.

La Danza de las Horas se destaca como el único ballet operístico que ha establecido una vida propia, tanto en las salas de conciertos, como en las de cultura pop. Aunque es una encantadora pieza musical, los dramáticos eventos que rodean al ballet, en la ópera son bastante tumultuosos, presentan los asesinatos, lujuria, falsas muertes y suicidios que uno podría esperar en la gran ópera. En la actualidad, los compases cómicos de la música conjuran imágenes más ligeras. El uso más icónico de esta música aparece en la película Fantasía, de Disney (1940), donde subraya el dudoso talento de una compañía de danza compuesta por hipopótamos, avestruces y caimanes.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) Músico alemán, compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano. Su padre era músico y tenor de la corte electoral, quien le dio su primera formación. Como el último gran representante del clasicismo vienés consiguió hacer trascender la música del Romanticismo, e influir en obras del S.XIX y en la música posterior. Es considerado, junto a Bach y Brahms, integrante de «las tres B». Su carrera tiene tres periodos creativos: el primero enmarca composiciones con un modelo similar al de Mozart y Haydn, sin rasgos innovadores. El medio, o “heroico”, comienza después de su crisis personal provocada por su lucha contra su creciente sordera, lo que genera la madurez de sus creaciones, con dominio absoluto de la forma y la expresión. El tercero, o “tardío”, se caracteriza por su profunda carga intelectual, sus innovaciones formales y su intensidad en obras con un lenguaje armónico, poco convencional y apreciado en la época. Su producción incluye los géneros pianístico, de cámara, concertante, sacra, lieder, música incidental y orquestal, en el que se destacan sus Nueve Sinfonías, que fueron la fuente principal de su popularidad internacional. Su música inicial era fresca, ligera, pero sufrió un cambio para convertirse en épica y turbulenta, influenciado por la revolución que vivía Europa, con la alianza de las monarquías para derrotar a la Francia revolucionaria, encabezada por Napoleón Bonaparte, ídolo de los sectores progresistas. De esta época son La Patética, Claro de luna y La Heroica, pero cuando Napoleón se declaró a sí mismo emperador, Beethoven lo borró de la primera página de la partitura. Debido a la pérdida de sus capacidades auditivas, el inventor Johann Mäzel le construyó instrumentos para ayudarlo con esas dificultades, entre ellos, el metrónomo. Entre 1798 y 1805 el compositor se dedicó a sondear intensamente las posibilidades del instrumento, un camino que lo llevaría a la perfección, como sus magistrales sonatas para violín y piano, se entregó a una febril actividad creadora, pero sufrió desengaños amorosos, mencionados en la desgarradora carta de amor dirigida a su «Amada inmortal», a la que llama «mi ángel, mi todo, mi mismo yo». En esta etapa finalizó Fidelio, su única ópera, que incluye la obertura Leonora.

Leonora N° 3. Es una de las diez oberturas que compuso, todas son piezas cortas que fueron ampliadas para obras mayores. Las oberturas, son composiciones cerradas y uniformes que expresan emociones e ideas llenas de heroísmo y libertad. El crítico Edgar Istell escribió “Beethoven compuso esta obertura para la primera revisión de su ópera Fidelio, que se estrenó bajo su propia dirección. En términos de humor, atmósfera y espíritu, esta música resume espléndidamente la secuencia dramática que transmite opresión, resolución, esperanza y liberación alegre. Es la esencia misma, no sólo de la ópera, sino también del gesto heroico de la música que asociamos al nombre de Beethoven”.

Sinfonía Nº 5 (1804-1808). Es una de las composiciones más populares e interpretadas de la música clásica. Consta de cuatro movimientos: empieza con un allegro de sonata, continúa con un andante y finaliza con un scherzo ininterrumpido, que comprende las dos últimas partes. Desde su estreno (1808) dirigida por el compositor, la obra adquirió un notorio prestigio.  Hoffmann describió la sinfonía como «una de las obras más importantes de todos los tiempos». La Quinta Sinfonía tuvo un largo proceso de maduración. Los primeros esbozos datan de 1804 tras haber acabado la Tercera Sinfonía. Cuando Beethoven la compuso, Europa estaba marcada por las guerras napoleónicas, la agitación política en Austria y la ocupación de Viena por las tropas de Napoleón (1805), el compositor llegaba a los 40 años, su vida personal estaba dominada por la angustia que le causaba su sordera creciente, pese a la cual había entrado en un proceso de “furia creativa”.

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