Un reciente estudio advierte sobre los efectos negativos del uso desmedido de dispositivos tecnológicos en la vida de niños y adolescentes. Entre los principales problemas detectados se encuentran la ansiedad, conductas violentas, trastornos del sueño, obesidad, dificultades de atención y síntomas depresivos.
Expertos en salud mental afirman que el uso excesivo de pantallas impacta directamente en el desarrollo emocional y físico. Niños de entre 4 y 12 años están superando ampliamente el tiempo recomendado frente a pantallas, lo que ha derivado en un aumento de afecciones como miopía, sobrepeso y alteraciones en los hábitos de sueño.
Además, en el caso de los adolescentes, se ha demostrado que pasar más de tres horas al día en redes sociales incrementa significativamente el riesgo de sufrir problemas de salud mental, incluyendo estrés, depresión y aislamiento social.
Frente a este panorama, los profesionales recomiendan establecer límites claros en el uso de la tecnología, promover el juego al aire libre, fomentar el diálogo familiar y fortalecer la interacción social sin mediaciones digitales.
Desde el ámbito educativo y de políticas públicas, también se pide desarrollar campañas de concientización y herramientas que orienten a las familias en una crianza más equilibrada, donde la tecnología cumpla un rol positivo y no invasivo.