La agenda del presidente Javier Milei en Nueva York tuvo un costado inesperado vinculado al fútbol. En paralelo a sus reuniones con Donald Trump y su participación en la Asamblea General de la ONU, el mandatario buscó concretar una foto con Lionel Messi, quien se encontraba en la ciudad para disputar un partido con Inter Miami frente al New York City FC.
Según trascendió, la idea de la foto llevaba varias semanas en preparación y había sido impulsada desde el entorno presidencial con el objetivo de sumar una postal de fuerte impacto simbólico. Sin embargo, la intención no prosperó: Messi prefirió no acceder al pedido, argumentando compromisos vinculados a su agenda deportiva y evitando quedar involucrado en un gesto con implicancias políticas.
La negativa del capitán de la Selección Argentina se conoció rápidamente y generó repercusiones tanto en el ámbito político como en el deportivo. Incluso desde la Asociación del Fútbol Argentino surgieron comentarios irónicos que remarcaron la imposibilidad del Gobierno de obtener la imagen deseada.
El episodio dejó en evidencia cómo la figura de Messi trasciende el deporte y se convierte en un bien preciado en la arena pública, aunque el propio futbolista suele mantener distancia frente a los intentos de utilización política de su imagen.