En una jornada electoral inédita, México eligió este domingo por voto popular a más de 2.600 jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, incluyendo los nueve integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). La medida, impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por la actual mandataria Claudia Sheinbaum, busca democratizar el sistema judicial y combatir la corrupción estructural.
La presidenta celebró la elección como un “hito democrático”, afirmando que México se convierte en uno de los pocos países del mundo donde todos los poderes del Estado son elegidos por sufragio directo. “Estamos haciendo historia”, declaró Sheinbaum tras conocerse los primeros datos.
Sin embargo, el proceso no estuvo exento de polémicas. La participación fue baja: apenas entre el 12,5% y el 13,3% del padrón acudió a votar. Además, organizaciones de derechos humanos y sectores de la oposición cuestionaron la falta de garantías para asegurar la independencia judicial, señalando que muchos de los candidatos electos tienen vínculos directos con el partido oficialista, Morena.
También se denunciaron irregularidades, como la circulación de listas de “candidatos sugeridos” por parte del partido gobernante, lo que generó sospechas sobre la equidad del proceso. A pesar de estas críticas, el gobierno nacional sostiene que esta reforma representa un avance significativo hacia una justicia más accesible y transparente.
Los magistrados electos asumirán sus cargos en septiembre de este año, y está prevista una segunda etapa del proceso en 2027, que incluirá la renovación de cerca de mil cargos adicionales en el sistema judicial. Mientras tanto, el país y la comunidad internacional observan de cerca el impacto que esta reforma tendrá en la calidad institucional y el equilibrio de poderes en México.