El aumento en el precio de la carne vacuna volvió a marcar el ritmo de la inflación alimentaria en los últimos meses, con incrementos que superan ampliamente los índices oficiales. Mientras el INDEC sostiene que el alza acumulada en los primeros diez meses del año ronda el 28,7 %, los relevamientos privados muestran una aceleración más fuerte, impulsada por el encarecimiento de los cortes más consumidos.
De acuerdo con el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el precio promedio de la carne subió un 37,5 % en lo que va del año y un 61,3 % en los últimos doce meses. En octubre, el aumento mensual fue del 2,8 %, aunque algunos cortes registraron saltos mayores: el asado trepó más del 8 %, el matambre un 5,5 % y la picada especial un 6 %.
El organismo atribuye la suba a la menor oferta de hacienda en el mercado y a una demanda que comenzó a repuntar con la llegada del calor y las reuniones al aire libre, típicas de la temporada. A esto se suman los mayores costos logísticos y el impacto del precio del maíz, principal insumo para la alimentación del ganado.
La disparidad entre los datos oficiales y los informes privados refleja la brecha entre la inflación medida por los organismos públicos y la que perciben los consumidores en góndolas y carnicerías. Para muchos hogares, el costo de la carne se volvió un factor decisivo a la hora de planificar las compras, lo que empuja la sustitución por proteínas más económicas como el pollo o el cerdo.
El alza de la carne arrastra también a otros alimentos básicos, generando una presión constante sobre el índice de precios y dificultando la recuperación del poder adquisitivo. Mientras tanto, las consultoras privadas anticipan que noviembre podría cerrar con un nuevo incremento de entre el 3 % y el 4 % en promedio para los cortes vacunos, manteniendo la tendencia al alza en la mesa de los argentinos.