Astrónomos internacionales confirmaron un descubrimiento histórico: el telescopio espacial James Webb detectó por primera vez moléculas orgánicas complejas fuera de la Vía Láctea. El hallazgo se produjo en una región de formación estelar dentro de la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina a la nuestra, y marca un avance clave en el estudio del origen químico de la vida en el universo.
El equipo de investigación identificó cinco tipos de moléculas en el hielo que rodea una joven estrella denominada ST6, entre ellas metanol, etanol, ácido acético y otros compuestos asociados con procesos prebióticos. Hasta ahora, estas sustancias solo se habían detectado dentro de nuestra galaxia, lo que convierte al hallazgo en una prueba directa de que la química compleja puede desarrollarse en ambientes mucho más extremos.
La Gran Nube de Magallanes posee niveles más bajos de metales y una radiación ultravioleta más intensa que la Vía Láctea, condiciones que dificultan la formación de moléculas orgánicas. Sin embargo, los resultados obtenidos por el Webb demuestran que incluso en esos entornos la naturaleza encuentra caminos para generar los ingredientes fundamentales de la vida.
Los investigadores consideran que este descubrimiento redefine el mapa químico del cosmos y abre la posibilidad de que los elementos esenciales para la vida estén presentes en una mayor variedad de galaxias. Aunque no se trata de evidencia de vida extraterrestre, sí representa una señal prometedora sobre la universalidad de los procesos químicos que podrían precederla.
Con esta observación, el telescopio James Webb reafirma su papel como la herramienta más avanzada para explorar los orígenes del universo y entender cómo la materia orgánica se distribuye más allá de los límites de la Vía Láctea.