El gobierno de Estados Unidos confirmó que mantendrá un volumen limitado de importaciones de carne argentina, al tiempo que expresó preocupación por la posibilidad de brotes de fiebre aftosa en la región. La decisión fue comunicada por la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, quien explicó que el país norteamericano consume cerca de 12 millones de toneladas métricas de carne vacuna por año, de las cuales la gran mayoría proviene de su propia producción.
“Estados Unidos produce alrededor de 10 millones de toneladas y sólo importa unas dos millones del resto del mundo”, señaló Rollins. Además, aclaró que la mayor parte de esas compras externas se destinan a carne molida para cadenas de comida rápida, mientras que los cortes de mayor calidad provienen principalmente del mercado interno.
La funcionaria remarcó que la participación argentina en el abastecimiento externo es baja y que no se prevé un incremento en las compras durante los próximos meses. Entre los motivos, mencionó la preocupación de las autoridades sanitarias por la fiebre aftosa, enfermedad que, de ingresar al territorio estadounidense, podría afectar gravemente a su industria ganadera.
La advertencia se produce en un contexto de alta sensibilidad para el sector cárnico argentino, que busca mantener su presencia en los mercados internacionales tras las recientes modificaciones impositivas y la eliminación de retenciones. Aunque Argentina conserva la certificación internacional de país libre de fiebre aftosa con vacunación, la advertencia de Estados Unidos refleja las dificultades que enfrenta el país para consolidar su posición en un mercado cada vez más competitivo.
Por ahora, las exportaciones argentinas hacia Estados Unidos se mantendrán en niveles mínimos, centradas en productos específicos y bajo controles sanitarios estrictos, mientras se evalúa la evolución de la situación sanitaria en la región.