El uranio argentino volvió a captar la atención internacional en medio del renovado impulso que la energía nuclear adquiere a nivel global. Con el alineamiento político entre Javier Milei y el expresidente estadounidense Donald Trump, crece la expectativa de que Argentina se convierta en un proveedor estratégico del mineral, clave para la seguridad energética de las potencias.
En este contexto, la provincia de Salta podría recuperar un rol central con la reactivación de la mina Don Otto, ubicada en el departamento de San Carlos. El yacimiento, cerrado desde la década del 90, es considerado uno de los más prometedores del país por la calidad y volumen de sus reservas. Estudios recientes estiman que podría producir alrededor de 30 toneladas anuales de concentrado de uranio en una primera etapa, reactivando así una industria paralizada durante más de dos décadas.
El interés de Estados Unidos por el uranio argentino no es casual. A nivel global, la demanda del mineral se disparó por el resurgimiento de proyectos nucleares y por la necesidad de reducir la dependencia de Rusia y China en el suministro de materiales críticos. En ese marco, Argentina —que posee experiencia en el ciclo completo del combustible nuclear— aparece como un socio confiable para Washington.
Desde la administración Milei se busca atraer inversiones privadas para reabrir minas en Mendoza, Chubut, La Rioja y Salta, priorizando acuerdos con empresas estadounidenses. La estatal Dioxitek ya firmó una carta de intención con la firma norteamericana Nano Nuclear Energy para desarrollar producción de hexafluoruro de uranio, un insumo fundamental para los reactores.
En Salta, la posible reactivación de Don Otto genera tanto expectativas económicas como cuestionamientos ambientales. El proyecto requeriría obras de infraestructura, plantas de procesamiento y estrictos controles sobre residuos radiactivos. No obstante, las autoridades provinciales destacan el potencial de generación de empleo y la oportunidad de posicionar a la provincia como referente en la nueva etapa de desarrollo nuclear del país.
Mientras Milei refuerza su alianza con Trump y Estados Unidos busca asegurar nuevas fuentes de minerales estratégicos, la mina Don Otto podría transformarse en un punto clave de ese vínculo. Su reactivación pondría nuevamente al uranio argentino en el mapa mundial, aunque el desafío será equilibrar la oportunidad económica con la responsabilidad ambiental y la soberanía sobre un recurso sensible.