Por primera vez en más de 35 años, Estados Unidos llevó a cabo una operación militar con resultado mortal en aguas del Caribe. Un buque que había zarpado desde Venezuela fue atacado bajo la acusación de transportar drogas para una organización considerada terrorista por Washington.
El secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó que se trató de un “golpe de precisión” y aseguró que la embarcación estaba vinculada al grupo Tren de Aragua. Según la Casa Blanca, la acción dejó un número no confirmado de tripulantes muertos, aunque no hubo bajas estadounidenses.
La operación se enmarca en un despliegue militar sin precedentes en la región, con destructores, submarinos y fuerzas especiales movilizadas para reforzar la ofensiva contra el narcotráfico. La decisión marca un giro en la estrategia de Estados Unidos, que no recurría a un ataque de estas características en América Latina desde la década de 1980.
Desde Caracas, el gobierno de Nicolás Maduro denunció la acción como un acto de agresión y advirtió que responderá con medidas de defensa militar. La tensión diplomática se eleva mientras crecen las alertas internacionales por el riesgo de una escalada en el Caribe.