Un potente sismo de magnitud 6,8 en la península de Kamchatka fue el preludio de un evento sin precedentes en la región: el volcán Krasheninnikov, inactivo desde hace más de 450 años, entró en erupción, arrojando una densa columna de ceniza que alcanzó los 6.000 metros de altura. Las autoridades rusas activaron la alerta máxima y monitorean de cerca la situación, aunque por el momento no se reportaron víctimas ni daños materiales.
La erupción comenzó en la madrugada del sábado 3 de agosto (hora local), pocas horas después de un terremoto de mayor magnitud —8,8 grados en la escala de Richter— que sacudió la costa oriental del país. Según científicos del Instituto de Vulcanología de Rusia, el movimiento sísmico habría desencadenado la reactivación del sistema magmático del Krasheninnikov, un volcán compuesto ubicado en una zona montañosa remota, al norte de Petropavlovsk-Kamchatski.
A pesar de la magnitud del fenómeno, la nube de ceniza se desplazó hacia el océano Pacífico, sin impactar directamente zonas habitadas. Sin embargo, se emitió una advertencia de riesgo para la navegación aérea, dado que las partículas volcánicas en suspensión pueden afectar motores de avión. El código de alerta para la aviación fue elevado a rojo.
El Krasheninnikov forma parte del cinturón de fuego del Pacífico, una de las regiones con mayor actividad tectónica y volcánica del planeta. Su última erupción confirmada se estima entre los siglos XV y XVI, por lo que el fenómeno actual marca un hecho de importancia geológica global.
Además, en las horas posteriores también se registró actividad en el volcán Klyuchevskoy, otro de los gigantes de Kamchatka, lo que refuerza la preocupación sobre una posible activación en cadena de estructuras volcánicas.
Equipos científicos y de emergencia trabajan en el monitoreo constante de la zona, mientras que las autoridades mantienen un protocolo de prevención activo ante posibles nuevas réplicas sísmicas o intensificación de la actividad volcánica. Aunque la región es escasamente poblada, se sigue de cerca cualquier impacto ambiental o geográfico que pueda derivar del suceso.
La erupción del Krasheninnikov, tras siglos de silencio, reabre el debate sobre la vigilancia de volcanes considerados inactivos, especialmente en áreas de alta sismicidad como la península de Kamchatka, donde la Tierra parece no descansar nunca.