El Fondo Monetario Internacional volvió a presionar al gobierno argentino en un momento de fuerte tensión cambiaria y pérdida de divisas. La institución advirtió que los avances logrados en la reducción de la inflación no serán duraderos si no se garantiza una política fiscal estricta acompañada por un esquema monetario y cambiario consistente que permita reconstruir reservas de manera genuina.
La vocera del organismo, Julie Kozack, señaló que la estabilidad no puede depender de medidas extraordinarias ni de transferencias internas, sino de una acumulación sostenida de dólares en el Banco Central. En paralelo, instó al Ejecutivo a consolidar un apoyo político más amplio para que el programa de ajuste no se vea comprometido por la debilidad institucional.
En los últimos días, el Banco Central debió vender más de mil millones de dólares para contener la presión cambiaria, mientras que el Tesoro aportó ingresos extraordinarios que no alcanzaron para frenar la caída de las reservas netas. Aunque el Gobierno insiste en que las metas con el Fondo están cumplidas, el organismo mantiene dudas sobre la solidez del esquema financiero.
Con las elecciones legislativas a la vista, la advertencia del FMI refleja la creciente preocupación internacional: sin reservas genuinas y sin un sustento político firme, el plan de ajuste de Javier Milei enfrenta un escenario cada vez más frágil.