Un reciente informe de la consultora Bain & Company reveló que siete de cada diez latinoamericanos debieron ajustar sus gastos en lo que va del año, y Argentina no escapa a esta tendencia. En el país, el 48% de los consumidores redujo su consumo de alimentos y el 39% limitó sus compras de ropa, priorizando lo esencial y dejando de lado todo lo que no consideran urgente.
El informe también indica que un 32% de los argentinos dejó de ir a restaurantes, un 28% dejó de pedir comida a domicilio, un 22% redujo gastos en productos de cuidado personal, un 21% en bebidas alcohólicas y un 20% en transporte.
Frente a este escenario, los consumidores adoptaron estrategias de ahorro como cambiar a marcas más baratas (43%), optar por productos de marca propia en supermercados (31%) y disminuir el uso de energía (33%). Aun así, solo un 9% logra ahorrar sin dejar de consumir productos no esenciales, mientras que un 30% solo puede ahorrar si se limita a lo básico.
El estudio advierte que el 47% de los argentinos apenas puede cubrir sus necesidades básicas, porcentaje que asciende al 63% entre los sectores de menores ingresos.
Pese a esta contracción del consumo, las tiendas de barrio, los mayoristas, los comercios de descuento y las compras online mostraron un crecimiento, gracias a precios más competitivos y promociones atractivas. A nivel empresarial, las expectativas se mantienen con moderado optimismo, impulsadas por un contexto económico más previsible, aunque sin una recuperación clara del poder adquisitivo.
En este contexto, el perfil del consumidor argentino se ha transformado: hoy es más equilibrado, selectivo y consciente de su economía, aunque ese equilibrio es producto de la necesidad más que de una mejora en sus condiciones de vida.