El Banco Central de la República Argentina (BCRA) confirmó la firma de un acuerdo de swap con Estados Unidos por USD 20.000 millones, destinado a fortalecer las reservas internacionales y brindar margen de maniobra para intervenir en el mercado cambiario en caso de tensión. El anuncio se produce a menos de una semana de las elecciones de medio término, en un contexto de incertidumbre económica y volatilidad del tipo de cambio.
Según trascendió, el convenio permitirá al BCRA acceder a un primer tramo de financiamiento en los próximos meses, con el objetivo de atender vencimientos de deuda y sostener la estabilidad dentro de las bandas cambiarias. El acuerdo se enmarca en una estrategia de respaldo financiero que busca ampliar los instrumentos de política monetaria y asegurar la disponibilidad de divisas ante eventuales shocks externos.
Fuentes del equipo económico señalaron que el swap funcionará como una línea de crédito contingente, de carácter reversible, y que su activación dependerá de la evolución del mercado y de la posición de reservas netas del país. Además, destacaron que la operación fue acordada bajo condiciones flexibles y con la posibilidad de renovación, aunque sin precisar tasas ni plazos de devolución.
El entendimiento con Estados Unidos se suma a los acuerdos vigentes con China y otros organismos multilaterales, y representa un gesto político y financiero de respaldo internacional al Gobierno argentino. En el plano interno, la medida apunta a contener la presión sobre el dólar y ofrecer un mensaje de estabilidad a los inversores, mientras se mantiene la meta de cumplir con los compromisos de deuda externa.
Sin embargo, economistas advierten que este tipo de operaciones no resuelven los problemas estructurales de la economía. Si bien incrementan temporalmente el nivel de reservas y pueden evitar movimientos bruscos en el tipo de cambio, el desafío de fondo sigue siendo lograr equilibrio fiscal, reducir la inflación y recuperar la confianza en la moneda local.
Por ahora, el swap con Estados Unidos se presenta como una herramienta de emergencia que busca ganar tiempo en un escenario complejo, a la espera de que la política económica logre estabilizar las cuentas públicas y devolver previsibilidad al mercado financiero argentino.