La ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza ha dejado un saldo devastador: al menos 53.977 palestinos han muerto y 122.966 han resultado heridos desde octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de Gaza. Las cifras podrían ser mayores, ya que miles de cuerpos permanecen bajo los escombros de edificios bombardeados.
La situación humanitaria es crítica. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que menos del 5% de la tierra en Gaza es actualmente cultivable. Más del 80% de las tierras agrícolas han sido dañadas y el 71,2% de los invernaderos destruidos, lo que ha colapsado el sistema agroalimentario y dejado a más de 560.000 personas sin medios de subsistencia.
La infraestructura sanitaria también está al borde del colapso. De los 36 hospitales en Gaza, solo 19 funcionan parcialmente, con apenas 2.000 camas disponibles para más de 2 millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el sistema de salud está al límite.
La ONU ha denunciado que Israel está poniendo en peligro la existencia de los palestinos como grupo, debido a la destrucción, el desplazamiento forzado y la denegación de acceso a ayuda y necesidades básicas. Además, se ha criticado que Israel vetó a la ONU en la distribución de ayuda humanitaria, delegando esta tarea a empresas privadas estadounidenses, lo cual vulnera principios fundamentales.
En medio de esta tragedia, la comunidad internacional expresa su alarma, aunque los esfuerzos por lograr un alto el fuego aún no han tenido éxito.