El Hospital Garrahan, principal centro pediátrico del país y referente en América Latina, atraviesa una grave crisis institucional. Más de cien profesionales han renunciado en los últimos meses, en medio de denuncias por vaciamiento y abandono por parte del gobierno nacional.
Los trabajadores del hospital advierten que los aumentos salariales otorgados están muy por debajo de la inflación, lo que genera una pérdida continua del poder adquisitivo. Acusan al ministro de Salud, Mario Lugones, de llevar adelante una política de desfinanciamiento sistemático de la salud pública.
Un residente con una carga laboral de 70 horas semanales percibe actualmente 700 mil pesos, mientras que un enfermero con diez años de antigüedad ronda los 900 mil. Ambos sueldos se encuentran por debajo de la línea de pobreza para una familia tipo.
Estaba previsto un paro para este jueves, pero la Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, lo que momentáneamente frenó la medida de fuerza. Sin embargo, desde los gremios aseguran que el conflicto continuará mientras no se garanticen condiciones laborales dignas ni recursos adecuados para el funcionamiento del hospital.