El pasado 26 de julio de 2025, en Estados Unidos, nació Thaddeus Daniel Pierce, un bebé saludable que marcó un récord científico y médico: su embrión fue congelado en 1994, permaneciendo almacenado en nitrógeno líquido durante 31 años antes de ser implantado con éxito. Este nacimiento representa el embrión congelado por más tiempo que ha dado lugar a un bebé vivo en todo el mundo.
El récord anterior correspondía a un embrión que había permanecido congelado durante 27 años, por lo que el caso de Thaddeus amplía aún más las fronteras de la reproducción asistida y la criopreservación. Este avance brinda nuevas esperanzas para la fertilidad y el tratamiento de parejas con dificultades para concebir, además de abrir el debate sobre los límites éticos y científicos de la tecnología en reproducción.
El equipo médico responsable del nacimiento destacó la viabilidad y la seguridad del proceso, subrayando que el tiempo prolongado de congelación no afectó la salud ni el desarrollo del bebé. Thaddeus llegó al mundo con un peso normal y sin complicaciones, confirmando el potencial de la congelación ultra prolongada.
Este caso también renueva el interés en la preservación de embriones para quienes enfrentan tratamientos de fertilidad o desean posponer la maternidad o paternidad, ampliando el horizonte para el almacenamiento y uso futuro.
La ciencia continúa demostrando que, con la tecnología adecuada, las barreras del tiempo y la biología pueden ser superadas, y Thaddeus Daniel Pierce es un testimonio vivo de ello.