Las altas temperaturas y la mayor presencia de insectos en las viviendas encendieron una nueva señal de alerta sanitaria: el Programa de Zoonosis informó que 477 personas fueron atendidas por picaduras de alacrán en lo que va del año, una cifra que ya roza el promedio anual de 600 y que anticipa una temporada de mayor riesgo para la población más vulnerable.
Los especialistas explican que los alacranes tienden a desplazarse hacia zonas húmedas y oscuras dentro de las casas, como baños, cocinas, desagües, rejillas y cañerías. Este comportamiento se intensifica durante los meses cálidos, cuando aumenta la actividad de cucarachas, su principal fuente de alimento.
La preocupación se centra especialmente en niños pequeños y adultos mayores, quienes pueden desarrollar cuadros severos tras una picadura debido a su mayor sensibilidad o a la presencia de enfermedades previas. Entre los síntomas que requieren consulta urgente se mencionan sudoración intensa, vómitos, taquicardia y malestar general progresivo.
Ante este escenario, las autoridades sanitarias recomiendan una serie de medidas para reducir el riesgo dentro del hogar: colocar mallas en rejillas y desagües, revisar calzado y ropa antes de usarlos, sacudir sábanas y mantas, mantener el orden y evitar la acumulación de objetos donde los escorpiones puedan ocultarse. También insisten en controlar la presencia de cucarachas para disminuir la atracción del alacrán hacia las viviendas.
El Programa de Zoonosis continúa además con la recolección de ejemplares vivos, que luego son enviados a laboratorios especializados para la producción de suero antiescorpiónico, herramienta clave en casos de envenenamiento grave.
Con un número de incidentes que crece semana a semana, las autoridades recuerdan que la prevención es la medida más efectiva para evitar accidentes y proteger especialmente a los grupos más expuestos.