El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, visitó hoy Israel en lo que fue un fuerte impulso al gobierno de emergencia encabezado por Benjamín Netanyahu, en su duodécimo día de guerra con Hamás. Fue la primera visita de un presidente norteamericano a Israel en tiempos de guerra.

“Debe hacerse justicia, pero les advierto: aunque sientan rabia, no se dejen consumir por ella” dijo Biden, quien comparó el ataque de Hamás del 7 de octubre con el 11 de septiembre de 2001. Y agregó: “Sentimos rabia en los Estados Unidos entonces, y aunque encontramos justicia, también cometimos errores”.

Durante una larga reunión en Tel Aviv con el gabinete de guerra israelí, Biden acordó la autorización del ingreso de la ayuda humanitaria a Gaza a través de Egipto, pero Israel se mantuvo inflexible sobre el uso de sus propios cruces con el enclave.

Fuentes del gobierno de Jerusalén dejaron saber que la postura en este momento es no enviar ningún tipo de ayuda hasta que Hamás libere a los más de 200 secuestrados israelíes. El mandatario norteamericano destacó que la liberación de los cautivos israelíes es su principal prioridad, y estuvo reunido durante una hora con familiares y sobrevivientes de las aldeas masacradas en el sur de Israel. Entre ellos estuvo Rajel Edri, de Ofakim, quien se volvió una sensación viral en Israel tras permanecer cautiva durante 17 horas, entreteniendo a los terroristas con comida hasta que llegaron las fuerzas de seguridad.

Biden anunció además un paquete de cien millones de dólares en ayuda para Cisjordania y Gaza. Sin dar cifras, Netanyahu confirmó que Estados Unidos prometió además Israel una partida de ayuda militar a Israel “descomunal, sin precedentes”.

Versiones sobre la explosión en un hospital de Gaza

Respecto de la explosión en el Hospital Al Ahli de Gaza, el presidente norteamericano confirmó que recibió inteligencia del Pentágono que coincide con la versión israelí sobre la responsabilidad de las agrupaciones terroristas de Gaza en el penoso incidente.

Ataque en un hospital de Gaza.

A pesar de que los medios de prensa internacionales han moderado su acusación inicial a Israel en vistas de la evidencia proporcionada por el ejército, y de que las cifras de víctimas continúan siendo poco claras, tanto anoche como esta mañana hubo incidentes en ciudades de Cisjordania y frente a las embajadas israelíes y norteamericanas de Amán y Ankara. La propia policía de la Autoridad Palestina reprimió a los palestinos que protestaban en Hebrón, Ramala y Yenín.

Biden tenía previsto reunirse hoy en un cónclave especial con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, el líder egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, y el rey de Jordania, Abdalá II. Sin embargo, la noticia de la explosión del hospital en Gaza, que sucedió mientras Biden se encontraba en vuelo, suspendió el encuentro.

Parte de los elementos que usó el ejército de Israel para desmentir su rol en el incidente fueron imágenes transmitidas en vivo por el canal de noticias Al Jazeera. Paradójicamente, los permisos de la cadena qatarí serán revocados y sus periodistas deportados luego de que el ministerio de Defensa israelí lleve la moción a voto en una reunión de gabinete. Afirman desde Israel que periodistas de Al Jazeera facilitaron información sensible de posiciones militares a enemigos.

La “tregua momentánea” por Biden

La visita de Biden funcionó como un cese al fuego de facto. Tras su regreso a Washington, Hamás reactivó con fiereza el lanzamiento de cohetes hacia Tel Aviv y aldeas alrededor de Gaza, y Hezbolá hizo lo propio en la frontera norte, evacuada casi en su totalidad de población civil desde hace dos días.

Biden llegó a Israel en el momento de mayor tensión tras el ataque en Gaza.

El ejército informó que respondió a los nuevos misiles lanzados hoy desde Líbano con ataques con drones sobre los puestos de lanzamiento. Desde el ministerio de Defensa de Israel esconden cada vez menos que la estrategia para combatir a Hamás no necesariamente incluirá una incursión por tierra de manera tradicional, sino que buscan una guerra de desgaste.

El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, dijo frente a tropas de la Fuerza Aérea que la guerra “no será corta”. Cabe destacar que ya son un 300,000 los desplazados internos en Israel y más de un millón en Gaza, lo cual presupone que la estrategia a la larga podría no ser sustentable sin recibir fuertes presiones tanto locales como internacionales. Los líderes de Egipto y Jordania reiteraron hoy su desacuerdo con recibir refugiados gazatíes, alegando que esto podría complejizar la situación de seguridad en sus propios países.

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