La confirmación del primer caso de gripe K, una variante del virus influenza A H3N2, en Chile encendió señales de alerta en la región y volvió a poner en foco la vigilancia epidemiológica en Argentina. El contagio fue informado por el Ministerio de Salud chileno, que aclaró que la detección se dio dentro de un escenario esperable por la circulación global del virus y en un contexto de descenso general de los casos de influenza en ese país.
La denominada gripe K no se trata de un virus nuevo, sino de una mutación del H3N2, uno de los subtipos de influenza A que suele estar asociado a cuadros respiratorios más intensos, especialmente en adultos mayores, niños pequeños y personas con enfermedades preexistentes. Su aparición en Sudamérica ya había sido registrada previamente en México, lo que refuerza la posibilidad de una mayor expansión regional.
En Argentina, hasta el momento no se confirmaron casos, pero las autoridades sanitarias siguen de cerca la evolución del brote en países vecinos. El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, pidió reforzar las medidas de prevención y anticiparse ante un posible adelantamiento de la temporada de gripe, intensificando los controles y el monitoreo de virus respiratorios.
Los especialistas remarcan la importancia de la vacunación antigripal, que continúa siendo una herramienta clave para reducir complicaciones graves, incluso frente a variantes en circulación. Además, recomiendan no subestimar síntomas como fiebre alta, dolor muscular intenso, tos persistente o dificultad respiratoria, y consultar al sistema de salud ante la aparición de cuadros compatibles.
El avance de la gripe K en la región vuelve a poner en agenda la necesidad de mantener hábitos de cuidado, fortalecer la vigilancia epidemiológica y sostener campañas de prevención para minimizar el impacto de los virus respiratorios en los próximos meses.