El precio del combustible volvió a registrar incrementos y, aunque en algunos surtidores los ajustes no superan los $10, en otros casos la suba acumulada ya empuja el valor del litro a niveles cercanos a los $40, dependiendo del tipo de producto y la región del país. La disparidad de precios entre provincias y estaciones se profundizó en los últimos días, reflejando un mercado que continúa en tensión.
Las estaciones de servicio aplicaron aumentos escalonados que responden a una combinación de factores: actualizaciones impositivas, variación del costo del crudo, ajustes en el tipo de cambio y reacomodamientos que las petroleras venían anticipando para el último tramo del año. Aunque no todas las subas fueron publicadas al mismo tiempo, el impacto se percibe de manera directa en el precio final que paga el consumidor.
En varias ciudades, la nafta súper fue la primera en actualizarse, mientras que los combustibles premium y el gasoil mostraron incrementos más pronunciados. Esta diferencia entre productos hace que el rango de precios sea cada vez más amplio, sumando incertidumbre a quienes dependen del vehículo para trabajar o trasladarse diariamente.
El aumento también repercute en el transporte y en el costo logístico, sectores que suelen trasladar los incrementos a los precios finales de bienes y servicios. Con un contexto económico ya marcado por presiones inflacionarias, el nuevo ajuste del combustible anticipa un cierre de año con mayor dificultad para absorber costos y planificar gastos.
Mientras tanto, consumidores y empresas siguen de cerca la evolución de los valores, conscientes de que, aunque las subas recientes parecen moderadas, la acumulación mes a mes termina generando un impacto considerable en la economía diaria.