Un nuevo estudio internacional reveló que los exosomas, pequeñas vesículas que las células utilizan para comunicarse, podrían desempeñar un papel decisivo en el desarrollo del Alzheimer y convertirse en una futura vía de tratamiento. La investigación estuvo dirigida por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, con participación del Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, y se centró en la variante N1358S del gen SORL1, asociada a casos de Alzheimer de inicio temprano.
Los exosomas son partículas microscópicas que transportan proteínas, lípidos y material genético entre células. En el cerebro sano contribuyen a la maduración neuronal, la reparación de tejidos y el mantenimiento de la función celular. Pero el estudio observó que la mutación N1358S altera este mecanismo: las células portadoras de esta variante producen menos exosomas y, además, los que generan pierden parte de su capacidad para sostener el crecimiento de nuevas neuronas.
Los investigadores identificaron cambios en el contenido interno de estos exosomas, especialmente en microARN vinculados con la regulación neuronal. Esa alteración podría afectar la comunicación entre células del cerebro y debilitar procesos esenciales para la salud neuronal. Según los autores, esta disfunción representa un mecanismo adicional que podría contribuir al desarrollo del Alzheimer en personas con esta mutación.
El hallazgo abre una línea de investigación que hasta ahora había sido poco explorada. Si se confirma este mecanismo en estudios futuros, los exosomas podrían transformarse en una herramienta terapéutica: ya sea restaurando su producción normal, mejorando su calidad o incluso utilizándolos como vehículos para transportar moléculas protectoras hacia las neuronas.
Aunque las pruebas se realizaron en cultivos celulares y aún falta comprobar sus efectos en organismos vivos, los resultados aportan una nueva pieza para entender cómo se origina la enfermedad y señalan un posible camino hacia tratamientos más precisos y dirigidos.