Tras la victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas, el Gobierno nacional prepara una reforma laboral que promete transformar por completo el mercado de trabajo argentino. El proyecto, que Milei buscará debatir antes de fin de año en el Congreso, apunta a reducir costos empresariales y flexibilizar las relaciones laborales, con el argumento de incentivar la creación de empleo.
Entre los puntos centrales, se plantea la extensión del período de prueba, la posibilidad de reemplazar las indemnizaciones por fondos de cese laboral y la negociación directa entre empleadores y trabajadores, por fuera de los convenios colectivos. El objetivo declarado es “modernizar” el sistema y facilitar la incorporación de trabajadores informales al circuito legal, aunque críticos advierten que la iniciativa equipara la formalidad con la precarización.
De acuerdo con datos oficiales, la informalidad laboral trepó al 43,2% en 2025, el nivel más alto de los últimos 17 años. En ese contexto, los sindicatos alertan que la reforma no resolverá la falta de empleo registrado, sino que consolidará un modelo en el que la protección y estabilidad del trabajador se vuelven excepciones.
Mientras el Gobierno celebra el respaldo político obtenido en las urnas, el debate que se avecina promete ser uno de los más intensos del nuevo período legislativo, con la tensión puesta entre la promesa de dinamizar la economía y el riesgo de retroceder en derechos laborales conquistados.