El ministro de Economía, Luis Caputo, autorizó al Banco Central a desprenderse de parte de los fondos enviados por el Fondo Monetario Internacional para contener la escalada cambiaria. En apenas dos jornadas la autoridad monetaria vendió más de 430 millones de dólares, lo que provocó una fuerte reacción negativa en los mercados financieros.
Las acciones argentinas en Wall Street registraron bajas de hasta el 14 %, los bonos en dólares profundizaron su caída y el riesgo país superó los 1.400 puntos. Al mismo tiempo, los dólares financieros mostraron alzas y el oficial perforó el techo de la banda cambiaria.
Caputo defendió la estrategia y aseguró que “vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, intentando transmitir tranquilidad sobre la disponibilidad de divisas. Sin embargo, analistas advirtieron que el uso de reservas para frenar la presión cambiaria puede ser contraproducente: reduce el respaldo financiero del país y acrecienta el temor a un ajuste mayor o a un posible default.
La medida marca un giro en la política económica, al poner en juego recursos del FMI para intentar contener la crisis cambiaria. Pero la reacción inmediata de los inversores mostró que la confianza en el programa oficial se debilita, generando un escenario de alta volatilidad y más incertidumbre sobre los próximos pasos del Gobierno.