Tras el salto del dólar oficial en los últimos días de julio, los precios de alimentos y bebidas registraron un fuerte repunte durante la primera semana de agosto. Según un relevamiento de la consultora LCG, el aumento promedio fue del 2 % semanal, el más alto desde marzo, lo que cortó una racha de cuatro semanas consecutivas de desaceleración.
El informe atribuye la suba al traslado de la devaluación a las góndolas, un efecto que comenzó a notarse de forma inmediata y que podría marcar un piso inflacionario para el mes. Aunque el impacto no fue uniforme en todos los productos, las alzas se concentraron en bienes de consumo masivo, afectando de manera directa el gasto diario de los hogares.
Si bien otros relevamientos privados reflejaron variaciones más moderadas, el dato de LCG encendió una señal de alerta: de sostenerse esta tendencia, agosto podría cerrar con un registro mensual superior al esperado, sumando presión sobre un escenario económico ya tensionado por la inestabilidad cambiaria.