En el último año, alrededor de 16.000 kioscos de barrio cerraron sus puertas en todo el país, según datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La cantidad de comercios registrados formalmente bajó de 112.000 a 96.000, en medio de una fuerte caída del consumo y un aumento sostenido de los costos fijos.
Desde UKRA advirtieron que la situación es crítica: “Vamos a la desaparición del kiosco de barrio, como pasó con los almacenes en los años 90”, expresó Ernesto Acuña, vicepresidente de la entidad. Según detalló, las ventas actuales se encuentran un 40% por debajo en comparación con junio del año pasado.
Un informe de la consultora NielsenIQ reveló que, al cierre de 2024, 89.936 kioscos registraron una caída promedio del 16% en su rendimiento. Los productos más afectados fueron las bebidas (con una baja del 17%), las golosinas (23%), las galletitas (11%) y artículos de tocador (3%).
Además, la prohibición de vender medicamentos —un ingreso clave para muchos pequeños comercios— también impactó en el sector. A esto se suma la competencia desigual con grandes cadenas y tiendas de conveniencia, que siguen expandiéndose, especialmente en zonas urbanas.
Los kiosqueros alertan que si no se aplican políticas de protección al pequeño comercio, miles de familias podrían seguir perdiendo su fuente de ingreso.