El fotoperiodista Pablo Grillo, de 35 años, fue dado de alta luego de permanecer 83 días internado en el Hospital Ramos Mejía, tras recibir el impacto directo de un proyectil de gas lacrimógeno lanzado por un agente de Gendarmería durante la represión de una protesta frente al Congreso Nacional el pasado 12 de marzo.
El disparo le provocó múltiples fracturas de cráneo, pérdida de masa encefálica y un cuadro severo de hidrocefalia, por lo que tuvo que ser operado en varias oportunidades. Su estado fue crítico durante semanas y permaneció con asistencia respiratoria mecánica.
Este martes, Grillo fue trasladado al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, donde continuará con un tratamiento intensivo. Allí realizará rehabilitación de lunes a viernes, y los fines de semana podrá salir en forma ambulatoria para estar con su familia.
“Revivió. Es un renacer. Parimos de nuevo”, dijo su padre, Fabián Grillo, al expresar el alivio y la emoción por la evolución de su hijo. También agradeció profundamente al sistema de salud público, al equipo médico del Ramos Mejía y al personal de enfermería por haberle salvado la vida.
En tanto, la investigación judicial sigue en curso. La familia exige que se identifique y se juzgue al agente responsable del disparo, y denuncian que aún no se ha avanzado en la identificación del gendarme que actuó en el operativo.
El caso de Pablo Grillo generó una fuerte reacción entre organizaciones de derechos humanos, sindicatos de prensa y fotógrafos, quienes exigen justicia y el cese de la violencia institucional durante manifestaciones.