En un contexto económico marcado por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo, el consumo en Argentina muestra señales contradictorias. Mientras las ventas en supermercados siguen desplomándose, sectores como el esparcimiento y la tecnología registran un repunte notable.
Según datos de la consultora Scentia, en marzo de 2025 el consumo masivo en supermercados y autoservicios cayó un 5,4% interanual, acumulando una baja del 8,6% en el primer trimestre del año. Esta caída se mantiene desde hace 16 meses consecutivos. Las bebidas alcohólicas cayeron 26,4%, y las bebidas sin alcohol, 20,8%. En el AMBA, las ventas en supermercados bajaron un 7,4% interanual.
En contraste, los rubros de esparcimiento y artículos de electrónica e informática mostraron un crecimiento real superior al 50% interanual. Este fenómeno está impulsado por sectores de ingresos medios y altos, que aprovechan el dólar oficial barato y la apertura comercial para viajar, consumir entretenimiento y adquirir productos importados.
La economía argentina se muestra cada vez más fragmentada: mientras un sector minoritario accede al consumo recreativo, la mayoría ajusta en productos básicos. En los sectores de menores ingresos, el consumo se reduce a niveles de subsistencia. En muchos casos, la caída en ventas no se explica por los precios, sino por ingresos que ya no alcanzan.
El desafío para el Gobierno será lograr que una eventual recuperación llegue a todos los sectores y no se limite a un grupo que sigue beneficiándose de las brechas y desequilibrios del modelo actual.