El nuevo Papa ofició su primera misa en el Vaticano ante más de 200.000 personas y destacó la necesidad de reconciliación y justicia social. También ofreció mediar por la paz en Ucrania, Gaza y Myanmar.
Con una ceremonia cargada de simbolismo en la Plaza de San Pedro, León XIV inauguró oficialmente su papado este domingo 18 de mayo. Ante más de 200.000 fieles, representantes del clero y delegaciones de 150 países, el nuevo Sumo Pontífice celebró su primera misa como líder de la Iglesia Católica y pronunció un mensaje centrado en la unidad, la paz y la inclusión social.
“En un mundo herido por el odio, el miedo al diferente y una economía que margina a los más pobres, la Iglesia debe ser puente y no muro”, expresó León XIV, quien asumió tras el fallecimiento del papa Francisco. En su homilía, recordó con emoción a su predecesor: “Tras su última bendición en Pascuas, muchos nos sentimos como ovejas sin pastor. Hoy renovamos la esperanza, confiando en que el Señor nunca abandona a su pueblo”.
El Papa, de 69 años y con doble nacionalidad peruana y estadounidense, recibió el palio y el Anillo del Pescador como signos de su autoridad papal. Su mensaje fue claro: buscar una Iglesia sinodal, abierta al diálogo, misionera y comprometida con los más vulnerables.
León XIV también hizo referencia a los conflictos globales y se ofreció como mediador entre Kiev y Moscú, así como en otras regiones en crisis como Gaza y Myanmar. “El Vaticano está abierto al diálogo. Donde hay sufrimiento, debemos estar presentes”, dijo.
El nuevo Pontífice hereda una Iglesia dividida por debates internos y desafiada por demandas de renovación. Su tono conciliador y sus palabras de apertura parecen marcar un rumbo hacia el consenso y la justicia, retomando y profundizando el legado pastoral de Francisco.