Desde Alemania y utilizando las redes sociales, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, no pasó por alto las repercusiones del fracaso parlamentario de la ley ómnibus. En respuesta a las amenazas del gobierno nacional contra las provincias y las acusaciones de traición, Sáenz salió al frente con un tono amistoso pero firme.
«Nunca he sido invitado a participar en ninguna reunión con representantes del Ejecutivo Nacional previo al tratamiento de la llamada Ley Ómnibus», destacó Sáenz en sus declaraciones, señalando una falta de diálogo que contrasta con «su disposición al consenso y al trabajo conjunto por el bien de los argentinos».
En sus publicaciones en redes sociales, el gobernador salteño expresó su compromiso con su provincia y con el país, reiterando «su disposición a colaborar con el gobierno elegido por el pueblo» y a «otorgarle las herramientas necesarias para avanzar en su plan de gobierno». Sin embargo, dejó en claro que no puede respaldar medidas que considera perjudiciales para los intereses federales y los ciudadanos de Salta.
«Todos saben que he expresado permanentemente mi negativa a apoyar medidas o normas que, a mi juicio, perjudican los intereses federales y, sobre todo, a los salteños», afirmó Sáenz.
El gobernador evitó caer en la virulencia dialéctica que caracterizó las críticas del gobierno nacional, en lugar de eso, abogó por «encontrar puntos de encuentro» y utilizar este traspié como un nuevo punto de partida para trabajar juntos en la construcción de una mejor nación.
«Espero que esta situación tan difícil sea transformada ‘para bien’ en un nuevo punto de partida y nos sirva a todos para entregar una mejor nación a nuestros hijos y nietos», concluyó Sáenz, dejando en claro su compromiso con el diálogo y la colaboración en beneficio del país.
Deja un comentario