El presidente electo Javier Milei aseguró este miércoles que una vez que asuma el 10 diciembre, cuando se encaren las reformas necesarias, “va a haber estanflación“, que es la combinación de alta inflación con recesión.

En verdad, para varios analistas económicos el país ya está atravesando un proceso de estanflación, que dicho sea paso, es lo peor que podría pasarle al país en este momento, que supondrá una espiralización de los precios, con fuerte caída de la actividad económica y con impacto en el empleo y un empeoramiento de la situación social.

“Cuando se haga el reordenamiento fiscal te va a impactar negativamente en la actividad económica, por eso yo digo que la única billetera que va a estar abierta es la de Capital Humano, para darle contención a los caídos”, indicó el futuro mandatario en diálogo con Radio La Red. El Ministerio de Capital Humano estará a cargo de Sandra Pettovello, una persona del riñón mileísta, que fue de las primeras designaciones confirmadas.

Aun antes de asumir, Javier Milei comenzó a alertar por el complicado escenario que atravesará la economía argentina. 

Tras destacar que la economía hoy tiene un gran descalabro, producto de los desmanejos y la fenomenal emisión de los últimos dos años, consideró que el país está peor que en la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín.

“Lo que estamos haciendo es crear mecanismos para detener la emisión de dinero, para en un lapso de 18 a 24 meses terminar con la inflación. Eso es la evidencia empírica del caso argentino. La convertibilidad, que funcionó bajo esa misma regla, tardó 20 meses”, remarcó el mandatario electo.

Qué es la estanflación

La palabra estanflación deriva del inglés stagflation, un neologismo acuñado en 1965 por el ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, quien por primera vez usó esa palabra al explicar que el país no tenía sólo el problema del estancamiento (stagnation en inglés) sino también inflación, actuando juntos y en simultáneo.

El principal problema que genera el combate a un proceso estanflacionario es que las recetas clásicas que suelen aplicar los bancos centrales no tienen los resultados esperados en este caso. Por caso, la suba de tasas de interés contribuye a bajar la inflación, pero contrayendo aún más la economía.

A su vez, una baja de las tasas de interés impulsa la actividad económica pero no da respuesta a la suba de la inflación que, de esta manera, continúa complicando el panorama.

En este contexto, también es muy difícil motorizar un proceso de inversión para el sector privado, porque el financiamiento es caro, si es que las tasas de interés se mantienen en términos positivos, esto es por encima del nivel de la inflación. Las inversiones y en general la aplicación de nuevas tecnologías aportan a la oferta de bienes y servicios a menor precio, pero en el contexto de inflación, es muy difícil avanzar.

Y para los trabajadores en relación de dependencia o sectores de ingresos fijos, jubilados, pensionados, receptores de planes sociales la combinación de precios que suben sin parar y caída de la actividad económica, supone menor oferta de bienes y menor plata para gastos, al tiempo que también menos oportunidades en el mercado laboral para aquellos que estén en la búsqueda.

Con todo, no es la primera vez en la historia económica reciente que Argentina pasaría por un proceso de estanflación. Desde 2001 a la fecha la economía argentina está virtualmente estancada, y la inflación no paró de subir. pasando de niveles del 25% en ese momento al 143% anual en la actualidad, con datos a octubre.

La actividad económica acumula una caída del 1,5% entre enero y septiembre, pero todo hace suponer que podría terminar el año con una contracción aún mayor, cercana al 2,5%. Por su parte, la inflación acumula un 120% en los primeros diez meses del año, pero cerraría el año por arriba de eso al contar también las subas de precios de noviembre y diciembre.

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